BRIEM STAMM, Alan Diego
· Especialista en Odontología Legal, Facultad de Odontología, Universidad Nacional de Rosario.Docente Unidad Académica Odontología Legal con Historia de la Odontología, Facultad de Odontología, Universidad de Buenos Aires. Profesor Adjunto Materia “Odontología Forense”, Licenciatura en Criminalística, IUPFA.
PALMIERI, Juan Esteban
· Perito Odontólogo Tribunales de Capital Federal y de San Isidro, Buenos Aires. Miembro permanente Cascos Blancos Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina, avalada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU)

Se ha incluido a la Odontología Forense como una de las tres metodologías primarias de identificación sugeridas por la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) en caso de incidente adverso con víctimas múltiples. Ello obedece a la elevada resistencia de los tejidos y tratamientos dentales a los agentes físicos externos, como el trauma y/o la temperatura. Para optimizar su desempeño en tales contextos, se hace imperioso efectuar tareas coordinadas con un enfoque interdisciplinario, respetando protocolos estandarizados internacionalmente, unificando el lenguaje científico universal. Se ha sugerido que la comparación odontológica de registros ante mortem (AM) y post mortem (PM), piedra angular para la identificación humana, sea realizada por al menos dos odontólogos forenses entrenados y actualizados a los efectos de maximizar su eficacia y eficiencia, resultando prioritario para ello concientizar a los colegas que efectúan prácticas asistenciales respecto a la importancia de la correcta confección de los registros de sus pacientes. En virtud de los incesantes avances tecnológicos, es menester utilizar herramientas informáticas para conformar bases de datos que agilicen las maniobras comparativas, acotando la espera de los familiares de las víctimas, otorgando celeridad en la respuesta por parte de los peritos odontólogos como auxiliares de la justicia.

Palabras clave: Identificación; Estandarización; Incidente adverso; Víctimas múltiples.

INTRODUCCIÓN

En el actual mundo globalizado se generan a diario graves sucesos como accidentes de tránsito, delitos violentos, actos terroristas, inundaciones, huracanes, tifones, bombardeos, conflictos armados, entre otros, que motivan la intervención de diferentes estamentos para asistir a los damnificados, y en casos de fatalidad de los mismos, proceder a su correcta identificación (Bernitz, 2009). Para ello se ha vuelto imperioso organizar tareas con un temperamento interdisciplinario y altamente especializado, ya que las dificultades propias de este tipo de flagelo suponen múltiples desafíos en razón de la severa conmoción causada en la colectividad humana que lo padece. Un aspecto no menor lo constituye la gran cantidad de cuerpos entremezclados, muchos de ellos carbonizados y desmembrados, que impide la utilización de metodologías tradicionales de identificación como la dactiloscopia y/o el reconocimiento visual (Morlang, 2001; U.S. Department of Justice, National Institute of Justice, 2005; De Valck, 2006, Morgan et al, 2006). Es por ello que en tales escenarios la odontología forense puede desempeñar un importante rol para la identificación de las víctimas, siendo necesario disponer de la mayor cantidad y calidad posible de información registrada cuando la víctima recibió tratamiento odontológico en vida, que a la hora de establecer posibles concordancias será catalogada como información ante mortem (AM), a los efectos de que pueda ser comparada con los datos resultantes del análisis del cadáver, clasificados como post mortem (PM). Se ha afirmado que la intervención de los odontólogos forenses como integrantes de los equipos interdisciplinarios debería ajustarse a normas y protocolos estandarizados a nivel internacional. En tal sentido, los formularios y directrices señalados por Interpol han demostrado ser un buen punto de partida para cumplir con dichos requisitos en casos de catástrofes, desastres masivos o, como se lo denomina actualmente, incidente adverso con víctimas múltiples, donde es muy común que las víctimas pertenezcan a diferentes nacionalidades, hecho facilitado por el incesante crecimiento de la población mundial y la facilidad de trasladarse a través de diferentes latitudes en virtud del advenimiento de medios de transporte cada vez más veloces y sofisticados, asociados muchas veces a fallas humanas y técnicas (Bernitz, 2009; Byard & Winskog, 2010). Se ha hecho hincapié que a un incidente adverso no se lo debe catalogar por el número total de fallecidos, pero es absolutamente determinante establecer el mecanismo que provocó el deceso y la condición resultante del mismo. Se lo puede definir como una grave perturbación, inesperada para la colectividad humana que lo sufre, de aparición sorpresiva y rápida, que origina respuestas inadecuadas a sus requerimientos, causando la muerte o heridas a gran número de personas (Interpol, 2014). Deben tenerse en cuenta los profusos daños materiales y estructurales que produce, originando la suspensión de servicios básicos, indispensables para una sociedad, generando elevado riesgo de contaminación y epidemias (U.S. Department of Justice, National Institute of Justice, 2005). Se los clasifica en abiertos, como terremotos, tsunamis y accidentes ferroviarios, donde por lo general se desconoce el nombre de las víctimas; cerrados, como accidentes aéreos e incendios en hoteles, donde existe un listado o registro de las mismas; y los denominados combinados o mixtos, como por ejemplo la caída de un avión en un estadio o complejo deportivo, donde se mezclan víctimas que figuran en un listado (tripulantes y pasajeros de la aeronave), con aquellas desconocidas que asistían al espectáculo deportivo.

GESTIÓN EN INCIDENTE ADVERSO CON VÍCTIMAS MÚLTIPLES

Se ha afirmado que una planificación previa, acompañada de una adecuada organización, coordinación y frecuentes simulacros resultan insoslayables para el correcto abordaje e intervención en este tipo de siniestros (Rutty et al, 2005; Sweet, 2010). Empero, aunque la preparación es clave, se debería estar siempre atento para lo inesperado, en razón de que cada incidente es diferente a otro y, por ende, la respuesta en cada caso será particular. Una operación de estas características necesita garantizar la seguridad de los peritos y propender al correcto y adecuado examen y tratamiento de las víctimas (Sweet, 2010). Además de las consideraciones propias de las maniobras de identificación, surgen aspectos colaterales como el tipo de sociedad, religión, estructura gubernamental, leyes, recursos y logística disponibles, que indudablemente incidirán en la estrategia implementada (De Villiers & Phillips, 2002, Schuller-Götzburg, 2007, Berketa, 2013).

Los principales problemas son:

Las acciones que forman parte de una adecuada respuesta a un incidente adverso con víctimas múltiples son:

Asimismo, no deben descuidarse las operaciones auxiliares que incluyen el apoyo logístico, seguridad, protección y aspectos psicológicos de los múltiples actores involucrados ante la gran cantidad de fallecidos (Sweet, 2010; Interpol, 2014).

Se ha afirmado que una de las aristas más significativas reside en la correcta evaluación del escenario de la tragedia para el posterior e imprescindible proceso de toma de decisiones, relacionado con obtener certeza en cuanto a contener y estabilizar el incidente, cantidad de víctimas fatales y la condición de los cuerpos (James & Taylor, 2011). El equipo interdisciplinario de identificación variará conforme el tipo de siniestro y la cantidad de fallecidos, involucrando a diferentes especialistas:


El proceso de identificación se suele llevar a cabo en una morgue provisoria, aislada de las zonas donde se encuentren familiares y periodistas. Si bien existen hospitales que cuentan con sala de autopsias, la convulsión generada en la comunidad obliga a utilizar tales morgues transitorias para no entorpecer las tareas cotidianas desarrolladas en dichos centros de salud (Winskog et al, 2011)

IDENTIFICACIÓN DE VÍCTIMAS

Se ha explicado que la identificación constituye una fase álgida y muchas veces problemática, siendo imperioso el seguimiento de un lenguaje científico uniforme a los efectos de que las tareas desarrolladas prosigan un hilo conductor que permita cumplir con aquel precepto fundamental que constituye la celeridad en las actuaciones judiciales, ya que la función social del perito, en la medida de que su accionar sea eficiente y eficaz dentro de un equipo interdisciplinario, permitirá acotar el tiempo de espera y de consiguiente angustia de los familiares de las víctimas, asegurándoles al entregarle identificado el cuerpo o resto de su ser querido, iniciar el tan ansiado duelo, ordenar cuestiones legales, comerciales y personales, que les permita continuar con sus vidas (Jensen, 2000, Interpol, 2014). Es dable destacar que para extender un certificado de defunción es menester contar con una identificación categórica, lo que posibilitará la percepción de seguros de vida, sucesiones, juicios y resolver situaciones civiles, entre otras (James y Taylor, 2011). Las autoridades aceptan una variedad de métodos para confirmar la identificación de un fallecido, dividiéndose en no científicos y científicos (Stimson & Mertz 1997, Milroy 2005). El reconocimiento visual es el método de identificación no científico de uso más frecuente. Sin embargo, es aceptado que el estrés asociado con la muerte de un familiar o amigo, junto con los cambios post mortem en el fallecido, lo torna endeble, siendo entonces muy poco fiable (Busuttil et al, 2000, Milroy 2005, Morgan et al, 2006). Existen informes de identificaciones visuales erróneas en la literatura (Soomer et al, 2001, Griffiths et al, 2003), en muchos casos debido al estado de severa conmoción y angustia causado en los familiares, resultando por ello identificaciones incorrectas (Nelkin & Andrews, 1998). Cuando la condición de los restos se considera inadecuada para el reconocimiento visual, la identificación mediante una técnica científica para confirmar la identidad es requerida. Los métodos científicos que permiten la identificación fehaciente de los cadáveres son fundamentalmente los que de manera precisa individualizan características altamente improbables de ser poseídas por más de un sujeto en una población determinada. Tales características son las huellas dactilares, la configuración odontológica y el material genético (Interpol, 2014).

INTERVENCIÓN DEL ODONTÓLOGO FORENSE EN LA IDENTIFICACIÓN

Se reconoce que la participación de los odontólogos forenses se fundamenta en el cotejo de información post mortem (PM) con aquellos registros ante mortem (AM) aportados por familiares de la víctima y/u odontólogos que lo han asistido, laboratorios dentales, modelos de estudio, aparatos protésicos de repuesto y/o prescripciones de laboratorio (Hill et al, 2011). Todavía se busca concientizar a los odontólogos en todo el mundo respecto de la importancia de documentar y asentar de la forma más completa posible la intervención sobre sus pacientes (Avon, 2004, Nuzzolese & Di Vella, 2007). Se ha referido que en aquellos casos donde la información odontológica ha sido inadecuadamente registrada, la identificación mediante esta vía será muy compleja, poniendo énfasis en que la calidad de la identificación odontológica es proporcional a la calidad de la información ante mortem (AM) [Clark, 1984; Griffiths et al, 2003; Clement et al, 2005]. Los recursos imagenológicos pueden proveer evidencia objetiva ya que las radiografías periapicales y panorámicas permiten observar detalles respecto de la anatomía dentaria, restauraciones, patologías, tratamientos de conductos, procedimientos quirúrgicos, fracturas, dispositivos protésicos y demás reparos óseos circundantes (Nuzzolese et al, 2006; Wood & Kogan, 2010). Para la evaluación odontológica ante y post mortem se torna fundamental utilizar códigos y nomenclaturas estandarizadas internacionalmente, propendiendo al lenguaje científico universal (Interpol, 2014). En ese sentido, una interesante contribución preconizada por Interpol en su Manual para Identificación de víctimas de catástrofes (IVC), cuya última actualización data del año 2014, es el diseño de formularios de diferentes colores a efectos de estandarizar los procedimientos de cotejo. En el formulario amarillo (Figura 1) irán asentados todos los antecedentes ante mortem (AM), en tanto que en el de color rosa (Figura 2) se volcarán los registros post mortem (PM).

Se ha aconsejado que la recopilación y el registro de la información sea efectuado por al menos dos odontólogos; mientras uno se encarga del examen del cadáver, el segundo procede a la anotación de rigor. Se realiza un examen intraoral completo, observando dientes presentes, dientes restaurados, ausencia de los mismos y cualquier otra particularidad y/o anomalía. Deberían obtenerse radiografías periapicales (Figura 3) y/o panorámicas (Figura 4), proceder a la extracción de uno o dos dientes para el ulterior análisis de ADN, preferiblemente un diente no restaurado, usualmente un primer molar o segundo premolar (Brannon & Connick, 2000, Koizumi & Shimbun, 2011). La autopsia permitirá el acceso a la cavidad oral, aconsejándose que dicha técnica quirúrgica sólo se lleve a cabo en restos carbonizados, evitando la desarticulación de la mandíbula (salvo que sea absolutamente necesario) [Morgan et al, 2006; Interpol, 2014]. En esta fase el uso de la radiología odontológica es imprescindible.

Los restos dentales, que pueden ser frágiles y difíciles de identificar, podrían en algunas situaciones aportar la única prueba que redundará en la identificación positiva de la víctima (Zohn et al, 2010). Se han reportado casos de identificación inequívoca a través del análisis de fragmentos óseos que contenían tan sólo un diente con una restauración efectuada (James, 2005). Un punto interesante lo aporta la demostrada resistencia de las estructuras dentales a elevadas temperaturas, constatando un estudio in vitro que los detalles anatómicos y morfológicos de los dientes, como así también algunos tratamientos restauradores, se conservaron a temperaturas de hasta 1100° C (Berketa et al, 2010; Hill et al, 2011; Berketa et al, 2011). Otro aspecto destacable podría efectivizarse si se generaran catálogos de radiografías de implantes dentales, ya que facilitaría el reconocimiento del fabricante de los implantes y eventualmente su jurisdicción geográfica, reduciendo así el espectro de búsqueda a un número menor de individuos o directamente proceder a su exclusión (Nuzzolese et al, 2006; Berketa et al, 2014). También se ha experimentado el uso de dispositivos identificatorios (RFID) en prótesis dentales que permitan almacenar datos personales que serían transmitidos por radiofrecuencia a un lector conectado a través de una PC (Nuzzolese et al, 2007).

Es dable destacar que las maniobras de conciliación entre odontogramas y radiografías AM y PM se pueden realizar a través de un software, lo que evita la tediosa tarea de comparación manual, además de generar una necesaria y provechosa base de datos, de manera de que la información odontológica pueda ser relevada, transmitida e interpretada en forma universal (McGivney & Fixott, 2001, Salo et al, 2007). Está claro que el sistema informático no establecerá la identidad del fallecido, tarea de los profesionales actuantes, pero agilizará notablemente el cotejo de los registros odontológicos. En todos los casos, para alcanzar la identificación categórica, la experiencia e idoneidad del perito odontólogo será decisiva. Entre los programas informáticos de descarga libre en la web se pueden mencionar el WinID3 (WinID3 Dental identification system), disponible en inglés, francés, alemán, español e Italiano, o el D.A.V.I.Id (Clement et al, 2006), incluyendo una réplica de los formularios DVI de Interpol, que por su parte ha suscripto un convenio y utiliza el software DVI PLASS DATA (Plassdata. DVI System International, 2009)

DISCUSIÓN

Experiencias basadas en operaciones vinculadas a la identificación de víctimas en incidentes adversos, ha resaltado la importancia de conformar sólidos equipos interdisciplinarios, con profesionales altamente especializados, sosteniendo su aptitud e idoneidad a través del tiempo. Existen reportes que se han explayado respecto de los problemas suscitados por la falta de entrenamiento y/o dispar criterio para el abordaje en tales contextos por parte de los peritos intervinientes, sumado a dificultades inherentes a aspectos legales, jurisdiccionales, políticos, documentales y comunicacionales (Morgan et al, 2006), a raíz de las diferentes nacionalidades de las víctimas, que motiva la aplicación de códigos de identificación forense de índole universal. El uso de los formularios y sistema de numeración propuesto por Interpol se ha convertido en un estándar después de las severas dificultades en la identificación de las víctimas del tsunami del sudeste asiático acaecido en 2004 (Interpol, 2006). El objetivo más importante para estas tareas lo constituye la aplicación de normas de calidad y estándares internacionales, que fundamentan aquellas acciones que involucren operaciones multinacionales, indispensables para contribuir a una correcta identificación de las víctimas. Debe considerarse que los procesos de identificación humana en un incidente adverso con víctimas múltiples no implican una emergencia. Si bien debe tenerse en cuenta el aspecto social del equipo interdisciplinario, pensando en los familiares de las víctimas, es importante concientizar a la sociedad de que existe un tiempo lógico y prudente para efectuar un trabajo de calidad que permita arribar a la identificación inequívoca. También amerita contemplar detalles religiosos y culturales inherentes al lugar donde ocurrió la tragedia, ya que las actitudes frente a la muerte y el tratamiento del cuerpo pueden ser muy disímiles, incidiendo en el proceso de identificación. A tal efecto deben evitarse las inhumaciones o cremaciones masivas, como así también el depósito de los cuerpos en fosas comunes, en razón de que todo ello constituye una violación de los derechos humanos de los familiares de las víctimas.

CONCLUSIÓN
La odontología forense es una especialidad que requiere de una formación y preparación específicas, con experiencia clínica, destreza en la obtención e interpretación de radiografías, conocimiento de protocolos y manejo de sistemas informáticos adaptados para la identificación humana, como así también cuestiones de ética y derecho. Resulta ponderable el apego a directrices y normas internacionales para asegurar un trabajo de calidad, como así también el seguimiento de nomenclaturas y códigos unificados, representando los formularios de Interpol un estándar de suma utilidad. Los odontólogos forenses deben integrarse al equipo interdisciplinario en forma sinérgica y coordinada, aprovechando el recurso aportado por modernos softwares para agilizar las tareas inherentes al proceso de identificación humana. Una problemática generalizada en diferentes latitudes reside en la escasa y hasta precaria cantidad y calidad de los registros odontológicos labrados por los odontólogos asistenciales, motivo que debería originar la sustanciación de programas de capacitación y concientización al respecto, ya que en la medida de que los odontólogos forenses dispongan de buenos registros ante mortem de las víctimas que se pretende identificar, su tarea se vería ostensiblemente allanada, cumpliendo con sólida idoneidad la tan delicada tarea social y pericial que les compete como auxiliares de la justicia.

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