Instituto Universitario de la Policía Federal Argentina (IUPFA)
:: #IUPFANOTICIAS / ARTÍCULOS / #001 / ÁREA CRIMINALÍSTICA - CAZADORA DE RASTROS. ENTREVISTA A VANINA GAUNA
ARTÍCULOS
I #IUPFANOTICIAS
I #001
I Artículos
#ACCESOSIUPFA
Facebook IUPFA | @iupfa
Twitter IUPFA | @iupfanoticias
Instagram IUPFA | @iupfa
Canal youtube IUPFA | IUPFA
#IUPFANOTICIAS
ÁREA CRIMINALÍSTICA
CAZADORA DE RASTROS
Entrevista a Vanina Gauna
Hace veinte años arrancó su pasión por la búsqueda de huellas dactilares y hoy es una de las expertas más reconocidas del país. Vanina Gauna cuenta las claves, los avances y los horizontes de una ciencia en la que nuestro país marcó vanguardia: la Papiloscopía
-El área donde se buscan y estudian huellas dactilares se llama “Rastros”. ¿Qué significa?
-Allí se trabaja en todo lo vinculado a las huellas dactilares o de calzado en las escenas de crímenes o en hechos delictivos. Y los peritos en Papiloscopía nos encargamos del estudio de las huellas digitales, palmares y plantares.

-La búsqueda y el cotejo de las huellas dactilares es algo que siempre despierta curiosidad.
-Sí, pero antes que nada: no es como lo muestra la tele o el cine.

-¿Por qué?
-Suele creerse que llegamos a la escena y está todo resuelto, y la práctica enseña que no es fácil levantar huellas, ni tampoco que aparecerán muchas o que estarán en buen estado. Y no hay ningún aparato en Argentina que haga la identificación por sí mismo.
Vanina Gauna . Perito en Papiloscopía IUPFA
-¿Cuál es la tarea del perito?
-Detectar similitudes entre las huellas disponibles. Pero para eso las huellas deben tener idoneidad, es decir, ser aptas para poder analizarlas. Si están en condiciones se trabaja luego sobre doce puntos característicos para poder establecer la identidad. En otras palabras: hay que tratar de detectar que esos doce puntos coincidan en ubicación, situación y dirección.

-El perito es irremplazable entonces.
-No hay ningún dispositivo que pueda reemplazarlo, porque es él quien busca entre los candidatos que una computadora tiene cargados y es él quien ve si están esas huellas. Lo que puede ofrecer un procesador son las impresiones más parecidas (de todas las que tiene cargadas de antemano), pero en definitiva el perito tiene la última palabra para decidir si la huella bajo análisis está en esa lista o no.

-Quien ve las series de tv o películas interpreta que descubrir la identidad de una huella es facilísimo.
-Si es por lo que se ve en las series, este trabajo es sumamente sencillo: se visualiza la huella y “ya está, esta huella se corresponde con tal persona”. Pero no es esa la realidad. Desde el principio, desde la inspección ocular, está claro que no es fácil levantar huellas. Ni es habitual que aparezcan muchas o que estén en buen estado. Ninguna de las dos cosas.

-¿Cómo es una escena habitual?
-En principio hay que dejar en claro algo obvio: todos dejamos huellas, que se van superponiendo entre sí todo el tiempo. Y la claridad de una huella depende de la grasitud que tenga, de modo que una persona con mayor transpiración dejará una huella que se revelará más que otras. Y con respecto a la escena todo depende cómo quedó esa huella: si está en la intemperie o si el lugar está resguardado. Sin desatender la acción de otros factores como la tierra o la humedad, elementos que juegan en contra de nuestro trabajo.

-¿Hay huellas en todos lados?
-Están en todas las superficies donde pueden quedar marcadas las impresiones, como cajas, mesas, impresoras y en todo lo que sea de vidrio. Sin embargo el rastro no es sencillo porque las impresiones no quedan en todas partes y depende si alguien limpia o mueve las cosas.

-¿Qué se hace cuando se detecta un rastro?
-Empezamos a trabajar con reactivos físicos. Trabajamos con un plumón y unos polvos reactivos de colores que son como talcos pero mucho más tamizados -porque no tienen que tener grumo ni el menor grado de humedad-. Con el plumón se pasa ese reactivo sobre la superficie donde supuestamente alguien tocó y la huella se hace visible. Luego con un levantador o con cinta adhesiva transparente se pasa por encima, se pega a esa superficie y se coloca en un soporte. Ahí empieza el cotejo.

-¿Cómo se sabe dónde buscar?
-Hay que ponerse en la mente del delincuente, para tratar de hacer el mismo camino. Con esa premisa tratamos de ver junto a la persona damnificada, qué tocaron, que cosas están fuera de lugar. Normalmente pedimos a los damnificados que nos indiquen dónde estaban las cosas, qué les han robado, para inspeccionar mejor el área y no generar otros movimientos que compliquen aún más la pesquisa.

-¿Aparecen huellas completas?
-No, generalmente aparecen porciones. Pero los reactivos han avanzado muchísimo. Cuando entré a trabajar había una indicación que se repetía de memoria como un versito: “buscar en superficies lisas, pulidas y no absorbentes”. Ahora trabajamos con muchos más materiales y se puede examinar también en otras superficies que antes ni nos hubiésemos imaginado que en ellas podría quedar una huella.
SI HAY ERROR, ES HUMANO
-Entre las cosas ingratas de esta profesión deben estar los delitos cuyo autor no se puede descubrir.
-Sucede muchas veces: tratamos de identificar y no. El rastro no sale ya que no se encentra en base de datos.

-¿Cuál es el margen de error de la Papiloscopía?
-Si hay error es de la persona, no de la ciencia. El perito se puede confundir con los puntos característicos cuando hace el cotejo, porque realmente es muy complicado, pero si se cumplen todos los pasos que llevan a establecer identidad, la Papiloscopía no falla.

-Sólo puede fallar el perito.
-Sí.

-Tiene una certeza absoluta.
-Sí. Confío en lo que hago y además no se ha encontrado a nadie en el mundo que tire abajo estos conocimientos. Si hay error, es humano; seguramente fue involuntario, por la presión que genera trabajar un caso –ha sucedido- en la ambición de querer determinar identidad, algo que siempre nos desvela a quienes tratamos de identificar una huella. Pero también están las pesquisas que aún nos gratifican porque nos llevaron al éxito, a encontrar la identidad.

-¿Un ejemplo?
-La del secuestro de un chico del barrio de Núñez. Un caso muy resonante a nivel mediático. Hicimos un gran trabajo con el fiscal durante meses, hasta lograr identificar al autor a través del cotejo de enormes cantidades de fichas de sospechosos. Un caso trágico pero con un final feliz con respecto a nuestro trabajo porque el autor fue a juicio oral y se demostró que la huella le pertenecía. También recuerdo otro: tres hombres que robaron en un restaurante en Capital Federal cerca de la comisaría 53. Entraron vestidos de policía, se sentaron, comieron y cuando terminaron se pusieron la gorrita y robaron a todos. Salieron todos identificados por las huellas.

-¿El otro lado oscuro de esta profesión son las tragedias, como Cromañón?
-Sí. Porque ahí nuestra tarea consiste en la identificación de los cadáveres. Cromañón fue muy fuerte, porque si bien uno trata de ser absolutamente profesional, y en cierto modo sabe separar las cosas, todos estamos acostumbrados a la vida, no a la muerte. Fuimos con la idea de fichar una o dos personas, después llegaron más cadáveres y de golpe teníamos ante nosotros decenas de chicos muertos. Terrible. Y luego fue más terrible aún porque los familiares venían hasta la puerta para tratar de identificarlos ellos. La Tragedia de Once también fue una experiencia realmente muy dura, como la inundación de La Plata.
PALMO A PALMO
-¿El guante es el adversario más fuerte de la Papiloscopía?
-Es el enemigo, sí. Pero depende de qué tipo de guante. Una vez encontramos uno de látex en un tacho de basura, cerca del lugar del hecho. Lo dimos vuelta y había rastros. La clave es prestar mucha atención a la escena en el momento de la inspección ocular, siempre. De todos modos los peritos en Papiloscopía establecemos la identidad, el resto de las pericias determinarán si la persona fue culpable o no.

-¿Es posible borrar las huellas digitales?, ¿o es otro mito más?
- Sí. Se puede. Las crestas papilares se forman entre la dermis y la epidermis. Si se daña la dermis –pero con una lesión grande- se pueden llegar a borrar las impresiones para siempre. Si se daña solo la epidermis se regenera y vuelven las impresiones.

-¿Conoce de alguien que haya logrado hacerlo?
-Sí. Pero no por eso queda fuera de alcance: no nos olvidemos que esa persona se puede llegar a seguir identificando por la palma de las manos y la palma de los pies.

-¿Hoy día cualquier delincuente sale cuidándose de no dejar huellas?
-Si es un profesional, sí. En cambio sí recién empieza o está jugado en su vida y no le importa nada, no pierde tiempo en colocarse guantes ni nada.

-En crímenes pasionales no debe ser común tomar previsiones sobre rastros.
-Por supuesto. Ese tipo de situaciones se da por un instinto, en un instante, no hay premeditación.

-O sea que a la fecha son más los hechos delictivos cometidos a mano descubierta.
-Sí, claro, salvo, por supuesto, que esa persona esté muy determinada: no es lo mismo robar una caja fuerte de un banco que tener una discusión pasional o un arrebato emocional.

-¿Se han dilucidado casos a partir de huellas palmares?
-Sí, algunos sí. Hay un dato que no podemos soslayar: gracias a que ahora estamos todos conectados hoy es mayor la cantidad de pericias identificadas que cuando empecé en la Policía Federal, hace 20 años. Por entonces se buscaba a ojo en los archivos manuales, eso sí era realmente muy complejo. Ahora con la AFIS (sigla en inglés de Sistema Automatizado de Identificación de Huellas Digitales) hay una base informática en la que se incorporan cada vez más palmas. Ahora el cotejo es computarizado y desde hace un tiempo se hizo a nivel federal y casi todas las provincias están adhiriéndose, están conectadas y se puede ver, buscar las fichas y rastros.
PASIÓN FORENSE
La aparición de nuevos enfoques sobre la escena del crimen ni los grandes avances científicos en todas las áreas forenses han hecho que la Papiloscopía, pionera en la dilucidación de hechos delictivos, deje de ser uno de los ejes sobre los que gira la Criminalística.

“Hace poco tiempo se hizo un congreso de Interpol y quedó muy claro: en todo el mundo se sigue haciendo mucho hincapié en la identificación papiloscópica”, apunta Vanina Gauna para corroborar dicha tendencia.

Recibida de perito en Papiloscopía en 1997 en el Instituto Universitario de la Policía Federal (IUPFA) Gauna está considerada una de las profesionales más prestigiosas y con mayor trayectoria en el país.

Actualmente renueva su vínculo con la pasión por los rastros mediante las clases que dicta en la Escuela de Cadetes y en un Posgrado del IUPFA (en la materia Análisis de la Escena del Crimen) y su meta inmediata es dar forma este año, junto a profesionales del IUPFA, a una mesa de trabajo a nivel nacional con colegas de todo el país para avanzar en la unificación de criterios y modalidades de trabajo.

Mientras tanto, y como testimonio de la explosión de la matrícula universitaria, recuerda que allá por los 90 “había sólo un grupo reducido de gente que gustaba de las cuestiones forenses. Hoy son muchísimos más interesados y en todas las ramas. En Papiloscopía –remarca- basta ver la cantidad de inscriptos en los dos últimos años: en 2016 ingresaron 32 y este año, 40”.

-Con predominio femenino.
-Sí, en nuestra área sí. Los varones se inclinan más a balística.

-¿Saben los estudiantes que la vida profesional no va a ser como en las series de tv?
-Desde hace un tiempo hacemos charlas en los cursos de ingresos para explicarles todas las partes que abarca la Papiloscopía, no sólo las partes lindas como perseguir un rastro sino también aquellas que a veces te hacen enfrentar con cosas muy tristes, como Cromañón, o un hecho delictivo cotidiano en el que también se encontrarán con la muerte. Es algo que siempre se lo preciso a los alumnos: por más que uno trata de hacer su trabajo lo mejor que puede y pueda prepararse profesionalmente, no estamos acostumbrados a la muerte. Nadie trabaja con la muerte como algo normal. Nadie está preparado para la muerte.
 
#IUPFANOTICIAS / #001 / ÁREA CRIMINALÍSTICA - CAZADORA DE RASTROS. ENTREVISTA A VANINA GAUNA